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  • Foto del escritorWe See You Magazine

El Arte de Dar Descanso al Espíritu


Por: Damaris Rubi


"¡El mundo se puede caer a pedazos y tú sigues pintando!" - dijo la madre de un amigo, un artista plástico que perdió su trabajo recientemente, justo cuando tenían vencida la fecha para pagar la renta de la casa.


Puede sonar exagerado pero es verdad, a través de la historia hemos visto cómo en las grandes crisis, los artistas nunca dejaron de crear o más bien, el arte nunca dejó de ser. Evidencia de ello son las propias obras de arte, que nos cuentan esas historias a través de pinturas, libros, relatos y otras expresiones del ser humano.


Aunque a menudo se desestima la belleza a un fin sólo estético y para nada trascendente, todo esto, a causa de la inmediatez de lo contemporáneo, que se aprovecha de lo necesario de el arte para el ser humano, y hace que los sistemas de consumo tengan mayor fuerza logrando poner a la belleza al servicio de sus objetivos.


La belleza es sin duda, entre otras cosas, un mecanismo de vida. Desde el principio de la historia hemos visto que en toda cultura y toda época, el Arte ha estado presente al mismo tiempo que el sentido de eternidad.


Es por esto que en tiempos en los que el caos gobierna los sistemas y aunque el arte es considerado -no necesario- dentro de las políticas de gobierno en los países latinoamericanos, la belleza se convierte en la mejor herramienta para el "descanso del espíritu", como diría Sebastian Bach.


Una manifestación, comprensible hasta cierto punto, es la "palabra", el medio que usamos para identificar todo. Sin embargo, en el campo de las comunicaciones y el lenguaje tenemos también al arte y muchas veces, el arte, no es una manifestación comprensible, pero sí, siempre necesaria. Y una de las razones por la que se vuelve un agente de equilibrio emocional, es porque apela a lo incomprensible en forma concreta y habla a través de un lenguaje que habita en un plano espiritual. El arte consuela lo incomprensible con lo indecible y es en esa sintonía, que surge el equilibrio emocional. Sin embargo, ese equilibrio o estabilidad que genera el arte, parte de algo más profundo, que no sólo logra trabajar en nuestras emociones, pues también, interpela un área poco conocida; el alma del ser humano.


Lo hemos visto en el 2020, cuando en medio de algo que se escapa de nuestras manos y con el dolor en el golpe del codo para los abrazos, surgían canciones de voces partidas y quebradas en medio de ciudades cerradas. Inexplicablemente, esas canciones de coros afinados en el caos, más que en sus melodías, traían estabilidad. Entonces empezaron los artistas a salvar el mundo de las ideas, sin parar de crear. Con todo esto, de alguna manera, los artistas nos sentimos comprendidos, respecto a la importancia del arte, porque con hechos como estos, más gente empieza entender lo importante que es el arte para el desarrollo humano. Y se hace visible que no sólo los "artistas" necesitan del arte, sino todos. Porque aunque por diferentes motivos muchos lo han olvidado, el arte es el ingrediente agregado a todo lo que existe, conocemos y aún de las cosas que se están descubriendo.


A decir verdad, no creo que en esta humanidad, algún día alguien tenga una respuesta convincente sobre, qué es el arte, pero todo indica que su existencia, nos revela un propósito. Por lo menos yo no conozco otro argumento convincente. Todo lo que existe tiene intención de revelar belleza y es algo que aunque no logremos comprender a totalidad, está sembrado en lo más profundo de nuestro ser, de la misma forma que las cuestiones sobre la eternidad, como diría un sabio, en Eclesiastés 3:11.


Si, hasta ese nivel de importancia llega el arte. Un nivel de intención de la que no podemos escapar porque es inherente al ser humano. Después de todo, si hay dos motores que mueven toda cultura y época, son el arte y el sentido de eternidad (cuestionarse de dónde venimos y a dónde vamos).


En esto se basa lo intrínseco del arte y el anhelo por la belleza, que por más crisis que haya, siempre será imprescindible para la vida. Dostoyevski dijo que "la belleza puede salvar el mundo" y claramente no se refería a la belleza que creemos conocer en la actualidad (materia estética), sino aquella que se basa en encontrar lo bueno y lo verdadero. Aquello que se gesta desde un plano que trasciende nuestro mundo y dónde el alma se logra comprender y estabilizar.


En este punto y en sintonía con Dostoyevski, entiendo que todo lo bello persiste al mismo tiempo que la eternidad en nuestros corazones, aunque no lo alcancemos a entender de principio a fin, llamándonos a crear y a querer vivir. Pero aún cuando el querer vivir se torna en crisis, la belleza nos saca a flote. Nada más pensemos en los músicos del Titanic. El barco se podía estar cayendo y ellos no pararon de tocar.



Pinté este cuadro mientras caía el sol. El mar, es la metáfora perfecta para explicar la forma en que funciona mi corazón: A veces en tormenta, a veces en calma, pero siempre puede descansar bajo la paz del Cielo azul.



Foto: Damaris pintando el cuadro "Gracia".









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